Windows XP, lanzado en 2001 y sin soporte oficial desde 2014, sigue vivo gracias a una comunidad de entusiastas que se empeñan en hacerlo funcionar en hardware moderno. El desafío no es usar máquinas virtuales, sino instalarlo de forma nativa en procesadores actuales como los Intel Skylake con placas modernas y almacenamiento NVMe. La principal dificultad es adaptar los controladores, ya que el hardware moderno no está diseñado para este sistema operativo.
Los apasionados por este reto deben integrar drivers en la imagen ISO del sistema usando herramientas como NTLite, descargar la ISO de fuentes no oficiales como Archive.org y crear un USB de arranque. Además, deben ajustar la BIOS desactivando ‘Secure Boot’ o activando el modo IDE.
Aunque conectar un ordenador con Windows XP a Internet en 2025 es arriesgado por sus vulnerabilidades de seguridad, el reto es una motivación personal para muchos. Han logrado instalarlo en dispositivos inesperados como un procesador Intel 486, una BlackBerry Passport o un smartphone plegable Moto RAZR 40 Ultra. Estos esfuerzos, junto con un Service Pack 4 no oficial, demuestran que la nostalgia y la dedicación mantienen a Windows XP vivo.
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