Wimbledon ha revolucionado su torneo de 2025 al eliminar los jueces de línea humanos, sustituyéndolos por el sistema automatizado Live Electronic Line Calling (Live ELC). Este sistema, que emplea sensores y cámaras para determinar en tiempo real si la pelota está dentro o fuera, busca reducir errores humanos y agilizar los partidos.
Sin embargo, la decisión ha generado polémica. Tenistas como Jack Draper y Emma Raducanu han cuestionado la precisión del sistema, señalando errores en decisiones cruciales. Un incidente destacado ocurrió durante un partido donde el sistema falló, atribuyéndose a un «error humano» de los operadores, lo que avivó las críticas y las demandas de reintroducir revisiones manuales.
A pesar de las quejas, los organizadores defienden la tecnología, destacando su precisión y su capacidad para extender los horarios de juego. La automatización, sin embargo, ha provocado la pérdida de empleos, generando protestas de quienes ven en la figura del juez de línea un componente esencial del tenis tradicional. Aunque algunos jugadores valoran la eficiencia tecnológica, muchos lamentan la pérdida del toque humano y la tradición que representaban los jueces de línea.