La implementación de inteligencia artificial (IA) en procesos de selección laboral está generando descontento entre los candidatos. Muchas personas desocupadas han compartido en redes sociales su frustración al enfrentarse a entrevistas realizadas por bots, considerándolo una «indignidad añadida» y cuestionando la cultura empresarial de las compañías que los utilizan.
Candidatos como Debra Borchardt y Allen Rausch han expresado su descontento, describiendo las entrevistas con IA como impersonales y poco efectivas para evaluar verdaderamente a un candidato. Borchardt, tras una experiencia frustrante con un bot que repasaba mecánicamente su currículum, decidió terminar la entrevista antes de tiempo. Por su parte, Rausch, que se encontró con IA en varias entrevistas, criticó la falta de interacción humana y respuestas a sus preguntas sobre la empresa.
A pesar de las quejas, los recursos humanos defienden el uso de IA en fases iniciales de contratación, argumentando que ahorra tiempo y permite a los humanos centrarse en entrevistas más significativas posteriormente. Empresas como Google y Braintrust ya utilizan esta tecnología para gestionar grandes volúmenes de candidaturas, destacando su eficiencia en la evaluación objetiva de habilidades.
Sin embargo, la percepción negativa de los candidatos sugiere que, aunque la IA puede ser útil en la criba inicial, la falta de interacción humana puede llevar a que las empresas pierdan talento valioso. Muchos candidatos afirman que prefieren no participar en procesos gestionados por IA, priorizando empresas que valoren el contacto humano. Esto plantea un dilema para las empresas, que deben equilibrar la eficiencia con la necesidad de mantener una buena imagen corporativa y atraer candidatos cualificados.