
La empresa británica de transporte KNP, con 158 años de historia, se declaró en quiebra tras un ciberataque causado por la débil contraseña de un empleado. Este fallo permitió a hackers acceder al sistema, cifrar datos y bloquear operaciones, lo que desembocó en el cierre de la compañía, dejando a 700 empleados sin trabajo.
Pese a cumplir con los estándares del sector y tener seguro contra ciberataques, KNP no pudo pagar el rescate exigido por los hackers, estimado en 5 millones de libras, lo que resultó en la pérdida total de sus datos. El ataque fue atribuido al grupo de ransomware Akira, que dejó a la empresa sin opciones de recuperación.
El director de KNP, Paul Abbott, optó por no informar al empleado responsable sobre su papel en el incidente, cuestionando si alguien querría saber que una simple contraseña podría causar tal desastre. El colapso financiero obligó al regreso de los camiones a la base, y en septiembre de 2023, más de 730 empleados fueron despedidos.
El caso subraya la importancia de políticas de ciberseguridad efectivas, especialmente en la gestión de contraseñas, ya que un error humano puede tener consecuencias devastadoras. El Centro Nacional de Ciberseguridad del Reino Unido indica que este tipo de ataques son comunes, con los hackers buscando constantemente puntos débiles en las organizaciones.