El T1 Trump Phone prometía ser un smartphone «Made in America» para competir con el iPhone de Apple. Sin embargo, en menos de diez días se reveló que el dispositivo es en realidad un teléfono chino rebrandeado, idéntico al REVVL 7 Pro 5G, que se vende por 169 dólares. La Trump Organization ha eliminado las afirmaciones de fabricación estadounidense de su web, cambiándolas por términos como «proudly American». El teléfono cuenta con especificaciones de gama baja y un precio elevado de 399 dólares, lo que lo aleja de ser una alternativa competitiva al iPhone. La dificultad de fabricar smartphones en Estados Unidos radica en la falta de personal especializado, algo que ni Apple ha podido superar, a pesar de las presiones políticas para trasladar la producción al país norteamericano. Mientras tanto, el iPhone, aunque se ensambla en China, mantiene un fuerte componente estadounidense en diseño, ingeniería y desarrollo. En comparación, el Trump Phone apenas tiene elementos norteamericanos, limitándose a ser un producto chino con una marca americana.
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