Un usuario decidió reducir la distracción que le generaba su smartphone sin recurrir a comprar un móvil «tonto» ni instalar aplicaciones externas. En 48 horas, logró convertir su Samsung Galaxy en una herramienta más simple y menos adictiva utilizando solo funciones nativas del dispositivo.
El paso clave fue modificar el lanzador de aplicaciones, usando el modo «Ahorro de energía máximo» que simplifica la interfaz y limita el acceso a aplicaciones esenciales. Esto no solo ahorra batería, sino que también reduce la tentación al eliminar iconos de redes sociales de la vista.
Para crear una barrera adicional, archivó aplicaciones como Instagram, lo que requiere un tiempo de descarga antes de usarlas, disminuyendo el uso impulsivo. Aunque al principio fue difícil adaptarse, la experiencia resultó liberadora. El usuario notó un cambio en su relación con el móvil, usándolo de forma más activa y menos pasiva.
Este experimento demostró que es posible lograr un «modo détox» sin renunciar a la tecnología ni adquirir nuevos dispositivos, aprovechando las herramientas nativas para establecer límites y mejorar la relación con el smartphone.