En 1997, Apple estaba al borde del colapso, perdida entre productos sin identidad y una competencia feroz. Fue entonces cuando Steve Jobs, recién regresado a la compañía, lanzó el eslogan «Think Different» en Macworld Expo, desafiando las convenciones, incluso las gramaticales, para revitalizar la marca. Aunque «Think Different» es gramaticalmente incorrecto, ya que debería ser «Think Differently», su impacto fue inmediato y poderoso, encapsulando el espíritu rebelde que Jobs quería recuperar para Apple.
Con esta campaña, Apple recordó al mundo su esencia como empresa; no era solo un fabricante de tecnología, sino un símbolo de innovación y disidencia. La campaña fue acompañada de imágenes de iconos como Einstein y Picasso, reforzando el mensaje de que ser diferente es la clave para cambiar el mundo. Aunque el eslogan fue retirado en 2002, su legado perdura como un pilar fundamental en la identidad de Apple. La estrategia demostró que a veces, romper las reglas puede ser el camino hacia el éxito.