La «Teoría del Internet Muerto», inicialmente considerada una broma conspiranoica, sostiene que gran parte de la actividad en línea es generada por bots y algoritmos, no por humanos. Sam Altman, director de OpenAI, ha sorprendido al dar crédito a esta teoría en un comentario en redes sociales, generando respuestas irónicas por su papel en popularizar la IA generativa. Esta tecnología, que simula interacciones humanas, es vista como responsable de la proliferación de contenido automatizado.
La hipótesis sugiere que navegamos por un mundo digital ficticio, donde los bots crean noticias y conversaciones falsas. La irrupción de la IA ha alimentado esta percepción, con plataformas llenas de contenido generado automáticamente. Sin embargo, la red sigue viva gracias a la creatividad humana en plataformas como TikTok y Twitter.
Altman, cuya empresa desarrolló ChatGPT, enfrenta críticas por falta de autocrítica. Su interés en la teoría podría no ser solo filosófico, sino estratégico, dado su proyecto World Network, que busca verificar identidades humanas online. En un mundo cada vez más automatizado, esta herramienta sería crucial para distinguir entre usuarios reales y bots.