Un programa experimental en Barcelona entre 2017 y 2019, conocido como B-MINCOME, ofreció una renta básica de hasta 1.297 euros mensuales a 822 hogares de barrios vulnerables. El objetivo era combatir la pobreza y mejorar la inclusión social sin imponer la búsqueda de empleo. El estudio mostró que muchos beneficiarios prefirieron no trabajar, dedicando más tiempo al cuidado de la familia, lo que podría generar beneficios como mejoras en la educación infantil y la salud.
El programa dividió a los participantes en distintos grupos, observando que aquellos con menos penalización al trabajar mantuvieron una mejor inserción laboral. Sin embargo, en general, la probabilidad de trabajar disminuyó un 22% entre los beneficiarios principales.
Aunque la tasa de empleo se mantuvo baja, el estudio destaca que las familias pasaron más tiempo con sus hijos, reduciendo la repetición y el abandono escolar. También se observó un aumento en la participación en actividades sociales, mejorando la calidad de vida y la inclusión social.
El experimento sugiere que, si bien la renta básica puede desincentivar el empleo, también ofrece beneficios significativos para el bienestar familiar y social.