
Gemini, la IA de Google, ha demostrado ser sorprendentemente útil en varias facetas de la vida diaria, aunque con algunas limitaciones. Durante una semana, se encargó de organizar mi día a día, desde tareas laborales hasta aspectos personales como la planificación de comidas y ejercicios.
En el ámbito laboral, Gemini mostró eficacia gestionando correos y creando listas de tareas. Sin embargo, su capacidad para registrar reuniones de Meet aún es limitada. En el ámbito personal, ayudó a planificar menús semanales ajustados a los alimentos disponibles en mi nevera, y a diseñar rutinas de ejercicio en casa.
A pesar de sus virtudes, Gemini no está exento de fallos. En ocasiones, sus sugerencias no se adaptaban a mi contexto personal, y cometió errores al ofrecer información desactualizada, como un restaurante cerrado desde hace meses. Además, su uso en tareas domésticas como el control de dispositivos aún no es del todo eficiente, a veces resultando más lento que realizar las acciones manualmente.
Gemini destaca en la generación de contenido visual a la carta, sorprendiendo con su rapidez y calidad. No obstante, la IA todavía no puede actuar de manera completamente autónoma y precisa supervisión humana. Aunque no puede sustituir a un asistente humano, Gemini se perfila como un excelente copiloto para mejorar la eficiencia y creatividad en tareas específicas, siempre bajo la supervisión de un usuario.