Optar por las tiendas locales en lugar de comprar online ha sido una decisión que me hace feliz. Recientemente, necesitaba un libro de un autor argentino que no encontré online, pero una librería de mi pueblo lo consiguió en dos días. Esto no solo evitó los costes de envío, sino que también apoyó a un comercio local sin pagar más de lo que costaría online.
Aunque trabajo y me comunico mayormente por internet, prefiero apoyar a mi comunidad comprando localmente. Esto ayuda a mantener mi pueblo vivo, evitando que se convierta en un lugar fantasma o dominado por intereses turísticos. Al igual que en ciudades como Madrid, las pequeñas tiendas enfrentan el desafío de sobrevivir ante grandes cadenas y la gentrificación.
Comprar en tiendas locales no solo fomenta la vida comunitaria, sino que también ofrece un trato cercano y personalizado. Cuando necesito dispositivos electrónicos, prefiero la asesoría de una tienda local, que me ofrece el mismo precio y un servicio postventa más personal y eficiente que las grandes marcas.
Además, muchas multinacionales pagan menos impuestos al establecerse en otros países, lo que no contribuye a la economía local. Prefiero que mis compras beneficien a mi comunidad y no enriquezcan aún más a los millonarios de grandes empresas online. Así, mi elección de consumo apoya a las familias de mi pueblo y mantiene la vida en nuestras calles.