YouTube enfrenta un desafío creciente con la publicación de películas recién estrenadas que logran evadir sus controles de derechos de autor. El sistema de identificación de contenido de la plataforma, Content ID, es burlado mediante técnicas como el recorte de imagen, efecto espejo y manipulación del metraje, permitiendo que superproducciones como «Lilo & Stitch» acumulen miles de visualizaciones ilegales.
El problema se agrava al implicar inadvertidamente a los anunciantes, cuyos anuncios a menudo aparecen en estos vídeos no autorizados, dañando su imagen y financiando involuntariamente contenido ilícito. El estudio de Adalytics revela que hasta el 60% del dinero invertido por los anunciantes en YouTube podría ir a parar a vídeos que infringen derechos de autor u otras normas.
YouTube ha eliminado algunos de estos canales, pero la situación persiste. La plataforma se ampara en la Digital Millennium Copyright Act (DMCA), que limita su responsabilidad por el contenido subido por los usuarios, trasladándola a los titulares de los derechos. Sin embargo, el problema de las películas pirateadas sigue vigente, afectando tanto a los estudios cinematográficos como a los anunciantes.