
Palantir, empresa tecnológica de Denver, ha logrado un notable crecimiento al superar los mil millones de dólares en ingresos trimestrales, lo que ha impulsado sus acciones un 555% respecto al año anterior. Este éxito ha llevado a su CEO, Alex Karp, y otros directivos al club de los ultrarricos. Sin embargo, su rápido ascenso ha estado rodeado de polémicas debido a sus vínculos con el gobierno de EE.UU. y el ejército israelí.
Fundada por Peter Thiel, Palantir ha sido criticada por su colaboración con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en EE.UU., especialmente por el desarrollo del sistema ImmigrationOS, diseñado para reforzar las políticas de deportación. Este acuerdo se firmó sin licitación competitiva, argumentando que solo Palantir podía cumplir con los plazos requeridos. Amnistía Internacional ha expresado preocupaciones sobre el uso de este software para vigilancia y control migratorio, sugiriendo su potencial para violar derechos humanos.
Además, Palantir ha sido acusada de facilitar operaciones israelíes en Gaza y Cisjordania. Su CEO ha defendido públicamente su apoyo a Israel, lo que ha provocado la retirada de algunos inversores, como el noruego Storebrand. La empresa ha sido señalada por ofrecer sistemas de vigilancia que, según críticos, apoyan la represión de los palestinos.
Estos aspectos han generado un debate sobre el papel de Palantir en la geopolítica moderna, vinculando su éxito económico a decisiones políticas controvertidas. La compañía, que comenzó su andadura vendiendo software al ejército estadounidense, ha estado implicada en la lucha contra el terrorismo y en operaciones de seguridad nacional, pero su implicación en políticas migratorias y conflictos internacionales ha suscitado cuestionamientos éticos significativos.