
La muerte del streamer francés Jean Pormanove, de 46 años, durante una retransmisión en directo, ha suscitado un intenso debate sobre los límites del contenido de streaming y la responsabilidad de las plataformas. Pormanove, conocido por realizar retos extremos y escenas de humillación en directo, fue encontrado inconsciente en su domicilio en Contes, cerca de Niza, y falleció mientras dormía durante la transmisión.
El caso ha provocado una investigación judicial en Francia para esclarecer si las escenas de violencia y humillación eran reales o escenificadas, y si Pormanove participaba voluntariamente. La ministra de Asuntos Digitales, Clara Chappaz, calificó el suceso como «un horror absoluto» y solicitó al regulador audiovisual Arcom que examine el caso. La plataforma Kick, donde se emitió el contenido, ha prometido cooperar con las autoridades y ha suspendido a los co-streamers implicados.
Este incidente pone de relieve la creciente tendencia del «streaming de humillación», donde algunos creadores de contenido buscan destacar mediante la exposición a situaciones extremas y degradantes. Expertos advierten que incluso si parte del contenido es teatralizado, normaliza el abuso como entretenimiento y genera efectos reales, como incentivos perversos y banalización de la violencia. El caso plantea preguntas sobre la responsabilidad de las plataformas que permiten estos contenidos y de los usuarios que los financian.