Meta ha sorprendido al congelar las contrataciones en su división de Inteligencia Artificial (IA) tras meses de intensiva búsqueda de talento. La empresa ofreció salarios millonarios, incluso alcanzando hasta 100 millones de dólares en paquetes individuales, con el objetivo de liderar el sector y desarrollar una «superinteligencia». La decisión, que forma parte de una reestructuración interna, ha generado incertidumbre entre empleados y analistas.
En su expansión, Meta atrajo a más de 50 expertos de grandes competidores como OpenAI y Google DeepMind. Destaca la compra del 49% de Scale AI por 14.300 millones de dólares, asegurando que su fundador lidere un nuevo laboratorio de superinteligencia. Sin embargo, esta agresiva estrategia de contratación ha levantado cejas en Wall Street debido a los enormes costes laborales, lo que podría impactar negativamente si no se logran avances significativos.
La reorganización de Meta incluye la creación de cuatro equipos principales bajo Meta Superintelligence Labs, con un enfoque en productos, infraestructura y proyectos de investigación. Sin embargo, ha disuelto el equipo responsable de la serie de modelos Llama tras un lanzamiento decepcionante.
En el ámbito laboral, la llegada de nuevos talentos con elevados sueldos ha creado tensiones con empleados veteranos, algunos de los cuales consideran abandonar la empresa. La industria está atenta, con figuras como Sam Altman (OpenAI) criticando la política de altos salarios de Meta, calificándola de «locura».
Los inversores también están preocupados por el impacto financiero de estos gastos, mientras el sector tecnológico afronta una posible «burbuja de la IA». Expertos sugieren que Meta está en un «modo digestión», evaluando cómo integrar su nueva plantilla y convertir la inversión en resultados tangibles. La pregunta es si Zuckerberg podrá mantener el gasto y la confianza de los inversores para lograr su visión de una IA superinteligente.
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