La evolución de plataformas como Airbnb y Booking ha transformado la manera de viajar, generando nostalgia por los viajes de los años 2000 cuando el contacto humano y el descubrimiento eran esenciales. Las redes sociales y las facilidades tecnológicas han masificado los destinos turísticos, eliminando el encanto del «tú a tú» y las interacciones auténticas con los locales. Antes, encontrar un alojamiento implicaba comunicación directa, esfuerzo y aprendizaje cultural, mientras que ahora todo se reduce a reservas online y códigos de llave, lo que resta espontaneidad y conexión humana a los viajes.
La autora recuerda con cariño sus experiencias en los Balcanes, donde las interacciones con la gente local enriquecían el viaje y fomentaban el aprendizaje. Hoy, las plataformas digitales facilitan el proceso, pero también eliminan esas oportunidades de socialización, lo que afecta la esencia del viaje y, potencialmente, las habilidades sociales. La nostalgia por el estilo de viaje previo a la era digital refleja un deseo por recuperar la conexión humana perdida en el turismo moderno.