Los vídeos de «Historia aburrida» en YouTube, elaborados automáticamente por inteligencia artificial, están generando inquietud entre historiadores y creadores de contenido. Estos vídeos, que presentan narraciones monótonas sobre curiosidades históricas acompañadas de imágenes supuestamente auténticas, son producidos de manera masiva por aplicaciones de IA que aprovechan el algoritmo de YouTube. Este algoritmo prioriza la duración, frecuencia de publicación y capacidad de retención, factores que las IAs cumplen con eficacia, desplazando así a los creadores tradicionales.
El fenómeno ha dado lugar a numerosos canales con nombres similares y contenidos repetitivos que atraen a los usuarios con títulos llamativos. Sin embargo, la superficialidad del contenido y su producción acelerada representan un reto para los divulgadores históricos que dedican meses a investigar y crear vídeos de calidad. La saturación de YouTube con estas producciones automáticas está afectando la visibilidad de los creadores tradicionales, quienes recurren a diversificar sus plataformas o medios para mantenerse relevantes.
El problema va más allá de la competencia desleal; estas producciones podrían alterar la comprensión histórica de los usuarios, ofreciendo relatos simplificados o directamente falsos que, al presentarse como educativos, podrían influir en la memoria colectiva. La situación resalta la necesidad de un consumo crítico de contenido online y la importancia de fuentes confiables en la divulgación histórica.