Un reciente estudio revela que la inteligencia artificial, en lugar de incrementar la productividad de los desarrolladores experimentados, la ha disminuido. Estos profesionales, que anticipaban un ahorro de tiempo gracias a la IA, experimentaron un aumento del 19% en el tiempo dedicado a tareas esenciales como la corrección de errores y la implementación de nuevas funciones. La investigación mostró que las sugerencias de la IA, aunque no eran completamente erróneas, requerían ajustes y verificaciones, prolongando así el proceso.
Los desarrolladores reportaron una sensación de fluidez en su trabajo, pero en realidad, el proceso se alargaba debido a la necesidad de desmenuzar y corregir las propuestas de la IA. A pesar de estos inconvenientes, muchos siguen utilizando estas herramientas en su rutina diaria, no por eficiencia, sino porque consideran que el trabajo se hace más llevadero.
Las herramientas empleadas en el estudio, como Cursor, integran modelos de lenguaje avanzados para facilitar la escritura y revisión de código, pero no reemplazan completamente el trabajo humano. La IA, aunque se ha asentado como una herramienta valiosa en el mercado laboral, todavía presenta desafíos y no mejora la productividad de todos por igual, obligando a algunas empresas a reconsiderar su dependencia de estas tecnologías.
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