El panorama educativo en España está cambiando. La Formación Profesional (FP) ha superado a la universidad en popularidad entre los jóvenes, quienes buscan una inserción laboral más rápida y efectiva. Según el informe de la OCDE, el 40% de los estudiantes elige un ciclo superior de FP, duplicando el porcentaje de hace seis años y cuadruplicando la media de la Unión Europea.
Este cambio responde a la alta empleabilidad que ofrecen los ciclos de FP, especialmente en áreas tecnológicas y especializadas. Mientras que muchos graduados universitarios enfrentan un mercado laboral saturado, los técnicos superiores son cada vez más demandados debido a la digitalización y la transición hacia una economía más verde.
El acceso a la universidad se ha vuelto más competitivo, con notas de corte elevadas que dejan a muchos aspirantes fuera, empujándolos hacia la FP como una alternativa más accesible y eficaz. Además, la nueva legislación busca modernizar y flexibilizar la FP, aunque el modelo dual, que combina formación y trabajo remunerado, aún no ha despegado del todo en España.
El objetivo es pasar de una estructura formativa en forma de reloj de arena, con muchos en los extremos y pocos en el centro, a un modelo de ‘barril’, con una base sólida de perfiles técnicos. La FP Superior se perfila como una pieza clave en este nuevo ecosistema educativo, esencial para el futuro laboral del país.