
El Ingreso Mínimo Vital (IMV) en España, diseñado para apoyar a quienes tienen ingresos bajos, ha mostrado en un informe de la AIReF que reduce la probabilidad de trabajar en un 12%, afectando especialmente a jóvenes, hogares monoparentales y aquellos con mayores prestaciones. Sin embargo, también ofrece ventajas como aumentar la posibilidad de obtener contratos indefinidos y evitar empleos precarios.
El llamado «incentivo al empleo» del IMV no está funcionando adecuadamente, ya que solo ha beneficiado al 30% de los hogares. La AIReF señala problemas de visibilidad, desfase temporal en los datos fiscales y un diseño que no incentiva el trabajo. Además, el 90% de los beneficiarios percibe la ayuda durante al menos un año, cuestionando su efectividad como incentivo laboral. La burocracia es también un obstáculo, pues el 55% de quienes podrían recibir el IMV no lo solicitan. El debate sigue abierto sobre cómo ajustar el IMV para reducir el desempleo sin desincentivar el trabajo.