Un desarrollador llamado Ryan Pearce ha montado un motor de búsqueda en su casa, utilizando hardware obsoleto y modelos de inteligencia artificial (IA). A partir de un antiguo servidor y una CPU AMD EPYC 7532, Pearce ha configurado un sistema en su cuarto de lavadora que opera Searcha Page y su versión centrada en la privacidad, Seek Ninja. Este proyecto personal, comparable al Google de finales de los 90, ofrece búsquedas de calidad a pesar de su configuración casera.
El motor de búsqueda de Pearce cuenta con 2.000 millones de entradas y planea duplicarlas en seis meses, logrando resultados sorprendentes con un equipo que le costó 5.000 dólares. Aprovecha modelos de lenguaje grandes (LLM) como Llama 3 para mejorar la comprensión del contexto y expandir palabras clave, lo que le permite desarrollar un sistema de búsqueda robusto sin necesidad de crear complejos algoritmos desde cero.
La historia de Pearce refleja una tendencia creciente de desarrolladores que, gracias a modelos de IA accesibles y datos abiertos como Common Crawl, están reinventando la búsqueda en Internet. Estos proyectos, aunque aún pequeños frente a gigantes como Google, demuestran que la tecnología para crear buscadores potentes ya está al alcance, siendo las fuerzas del mercado el principal obstáculo para competir a gran escala.
Pearce planea trasladar su servidor a un centro de datos si el tráfico sigue creciendo, mostrando que la innovación en este campo no se limita a las grandes corporaciones.