Los Google Pixel, conocidos por su versatilidad y actualizaciones, se están convirtiendo en el dispositivo preferido por bandas criminales, según los Mossos d’Esquadra. La razón es su capacidad para instalar libremente sistemas operativos alternativos, como GrapheneOS, que priorizan la privacidad y no requieren las aplicaciones de Google.
GrapheneOS ofrece un sistema cifrado que dificulta las escuchas, y los dispositivos pueden configurarse para borrar datos si se introduce un PIN incorrecto o se intenta un reseteo remoto. Además, algunas bandas eliminan componentes como micrófono o GPS en tiendas especializadas.
La policía ahora utiliza troyanos, con autorización judicial, para acceder a estos móviles, imitando estrategias como el caso Encrochat en 2020. Este método, aunque polémico, permite a las fuerzas de seguridad obtener acceso a aplicaciones, documentos y conversaciones de los sospechosos.
La batalla tecnológica entre delincuentes y la policía continua, mientras se cuestionan los límites de privacidad frente a la eficacia en la lucha contra el crimen organizado.