Una familia madrileña sufrió una estafa tras pagar 1.800 euros por el alquiler de una casa en Boiro, Galicia, a través de Booking. Al llegar, descubrieron que la vivienda no existía y que en la dirección vivía una familia todo el año. Raquel Torres, la afectada, había sospechado por la falta de comunicación del supuesto dueño, pero Booking le aseguró que la reserva era válida.
Al intentar resolver el problema, Torres se topó con dificultades en la atención al cliente de Booking. La comunicación se cortaba repetidamente, obligándola a explicar la situación a múltiples operadores sin obtener una solución adecuada. Finalmente, le ofrecieron dos alojamientos alternativos que no cumplían con sus necesidades.
Ante esta situación, la familia buscó alojamiento por su cuenta. Al día siguiente, Booking les propuso un apartamento que costaba 600 euros más, con la promesa de un reembolso. La experiencia subraya la necesidad de estar alerta ante posibles estafas en plataformas de alquiler, prestando atención a señales de advertencia como precios inusualmente bajos. La falta de un protocolo claro de Booking en estos casos ha sido objeto de críticas.