En Silicon Valley, algunas empresas están despidiendo a empleados que no integran la inteligencia artificial (IA) en su trabajo. Un caso destacado es el de Coinbase, donde su CEO, Brian Armstrong, impuso a sus ingenieros el uso inmediato de herramientas de programación basadas en IA como Cursor y GitHub Copilot. Armstrong dio a sus trabajadores una semana para comenzar a utilizarlas y, aunque entendió las dificultades iniciales, exigió al menos que se inscribieran y comenzaran a aprender. Aquellos empleados que no pudieron justificar su resistencia fueron despedidos.
Esta tendencia refleja cómo las compañías tecnológicas están impulsando la adopción de la IA como una habilidad esencial, similar a lo que ocurrió con el uso de ordenadores en el pasado. A pesar de los beneficios potenciales, los trabajadores enfrentan desafíos al integrar la IA en tareas donde puede ser ineficiente o problemático. Un ingeniero de una empresa de software señaló que, aunque no les amenazaron con despidos, se les advirtió sobre la importancia de adoptar la IA para evitar sorpresas. Además, el uso forzado de la IA en programación sigue presentando riesgos, como errores significativos y fallos en el código.
Esta situación en Silicon Valley subraya un cambio en el mercado laboral, donde la habilidad para utilizar la IA se está convirtiendo en un requisito indispensable para mantener el empleo. Sin embargo, los problemas asociados a su implementación apresurada generan preocupación sobre su efectividad real en algunas áreas de trabajo.