
El cambio climático incrementa las temperaturas y, con ello, disminuye la productividad laboral. Según un informe de la OMS y la OMM, por cada grado que supera los 20 °C, la productividad puede reducirse entre un 2 % y un 3 %. La subida de las temperaturas no solo afecta a la salud, con riesgos como insolación y deshidratación, sino también a la economía. Los sectores más impactados son la agricultura, la construcción y la pesca, aunque medio mundo sufre ya las consecuencias. Se insta a implementar planes contra el estrés térmico laboral, pero expertos señalan que se necesita una legislación más firme para proteger a los trabajadores. Además, se sugiere reconsiderar los horarios laborales para adaptarse mejor al calor. La situación es crítica, ya que se prevé que los veranos sean cada vez más calurosos.