Durante la pandemia, el teletrabajo se convirtió en una nueva norma para muchos. Sin embargo, su declive ha generado debate. Un usuario en Reddit culpa a los influencers de deteriorar su imagen, al presentar el trabajo remoto como una «estética» de ocio en redes sociales. Según este usuario, las empresas, al ver estas publicaciones, asumieron que sus empleados también eran improductivos, lo que llevó a retirar el teletrabajo.
No obstante, la mayoría de respuestas en el foro no coinciden con esta perspectiva. Muchos usuarios señalan que el regreso a las oficinas tiene raíces económicas más profundas. Las inversiones en bienes raíces comerciales, por ejemplo, dependen del uso de espacios de oficina. Empresas y bancos presionan para mantener estos activos rentables. Además, las economías urbanas también se benefician del flujo de trabajadores hacia las ciudades, generando ingresos por impuestos y consumo diario.
La fiscalidad y la economía urbana son factores clave. Las ciudades recaudan impuestos de oficinas y comercios, que dependen del tránsito diario de trabajadores. Si el teletrabajo se generaliza, estos ingresos disminuyen, afectando los servicios públicos.
Por otro lado, el control gerencial también influye en el retorno a las oficinas. Algunos jefes prefieren tener a sus empleados presentes para ejercer una supervisión directa, aunque las tareas se realicen igual que en remoto.
En resumen, el fin del teletrabajo parece estar más vinculado a intereses económicos y de control que a la influencia de las redes sociales.