
Un usuario que compró un ordenador de segunda mano por 10 dólares pensando que era una pieza vintage se llevó una sorpresa inesperada. En lugar de encontrar un antiguo PC con Windows XP y un procesador de hace veinte años, el comprador descubrió que el equipo contenía un moderno Intel Core i5 9600K y 16 GB de RAM. Aunque el ordenador carecía de tarjeta gráfica dedicada, el hallazgo superó con creces las expectativas dadas las características del equipo.
La tienda de segunda mano no investigó adecuadamente la torre, fijando su precio basándose únicamente en su apariencia externa, lo que resultó en una ganga para el comprador. El descubrimiento se hizo al conectar el PC a una pantalla y verificar la información del hardware en la BIOS. Además, el comprador había notado detalles como puertos USB 3.0, que no coincidían con la época supuesta del ordenador.
Este tipo de hallazgos en tiendas de segunda mano demuestra que a veces se pueden encontrar auténticas joyas tecnológicas por precios irrisorios, simplemente porque no se examinan correctamente los artículos antes de ponerlos a la venta.