La localidad de Liangzhu, en las afueras de Hangzhou, se ha convertido en el epicentro de la inteligencia artificial en China, similar al famoso Silicon Valley de California. Este cambio ha sido liderado por gigantes tecnológicos como Alibaba y DeepSeek, que han atraído a una nueva generación de emprendedores centrados en la IA. El crecimiento de este ecosistema tecnológico ha sido posible gracias a políticas de incentivos fiscales y acceso a inversiones locales.
Hangzhou no es solo un centro tecnológico; su entorno inspirador atrae a jóvenes emprendedores, conocidos como ‘villagers’, que buscan crear la próxima gran empresa de IA. Estos jóvenes desarrolladores comparten espacios de trabajo colaborativos y encuentran en el entorno natural una fuente de creatividad. Sin embargo, enfrentan un dilema: optar por financiación estatal que limita su expansión internacional o buscar capital independiente para entrar en mercados globales.
El auge en Hangzhou también se refleja en empresas como DeepSeek, que ha desarrollado un modelo de IA rentable, y otras compañías como Game Science y Unitree, conocidas por sus innovaciones en videojuegos y robótica, respectivamente. A pesar del apoyo estatal, la cercanía con el gobierno chino puede ser un obstáculo para atraer inversión extranjera, evidenciado por las tensiones de ByteDance con Estados Unidos.
Otro desafío significativo es el acceso a chips avanzados, cruciales para mantener la competitividad en IA. Las restricciones de Estados Unidos han obligado a China a innovar en este ámbito, aunque la dependencia de chips extranjeros plantea incertidumbres a largo plazo. En este contexto, los emprendedores chinos se ven en la encrucijada de cómo manejar su expansión global en un entorno cada vez más competitivo y regulado.