En 2023, Eric Vaughan, CEO de IgniteTech, despidió al 80% de su personal por su falta de compromiso con la inteligencia artificial. Dos años después, Vaughan sigue defendiendo esta decisión, argumentando que era más fácil reconstruir la empresa que cambiar la mentalidad de sus empleados. La estrategia radical incluyó crear los «AI Mondays», donde los empleados debían centrarse únicamente en proyectos de IA, y una inversión considerable en formación. Sin embargo, muchos empleados se resistieron, lo que llevó a despidos masivos.
Posteriormente, IgniteTech relanzó su proceso de contratación, buscando especialistas en innovación con IA. Bajo la dirección del nuevo chief AI officer, Thibault Bridel-Bertomeu, la empresa reorganizó su estructura para que todas las divisiones dependieran de un único equipo de IA. Esta transformación resultó en una cultura empresarial centrada totalmente en la inteligencia artificial, lo que aparentemente ha dado frutos: la empresa lanzó dos soluciones de IA en proceso de patente y mejoró significativamente su rentabilidad.
A pesar del éxito económico, el caso de IgniteTech plantea preguntas sobre la gestión del cambio tecnológico en las empresas. Otros líderes, como Joshua Wöhle de Mindstone, abogan por enfoques menos extremos, como formar a los empleados existentes en lugar de sustituirlos. Ejemplos como Ikea y Klarna muestran que es posible integrar la IA de manera que beneficie tanto a la empresa como a sus trabajadores, sin recurrir a despidos masivos. La resistencia de los empleados, según Wöhle, no solo es un temor al reemplazo, sino también una desconfianza hacia las promesas incumplidas del sector tecnológico. La clave, sugiere, está en la comunicación clara y la recapacitación.
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