La carga rápida se ha convertido en una característica destacada en los móviles, pero no siempre cumple con las expectativas. Muchas marcas usan este término como estrategia de marketing, pero no todos los dispositivos ofrecen la velocidad prometida. Para saber si un móvil carga realmente rápido, es esencial fijarse en los vatios (W). La carga rápida suele comenzar desde los 10W o 15W, pero hay gran diferencia entre un dispositivo de 18W y uno de 240W.
Sin embargo, no es solo cuestión de vatios. Los fabricantes desarrollan protocolos de carga específicos, como Flash Charge, Dash Charge o SuperVOOC, que afectan al ciclo de carga. Esto puede llevar a que dos móviles con el mismo pico de carga tengan tiempos de carga diferentes. Además, los móviles suelen cargar más rápido con baterías bajas y ralentizarse a medida que se llenan.
Los cables y cargadores también son cruciales. Aunque la Unión Europea ha promovido el uso de puertos USB-C, los diferentes protocolos de carga requieren el uso de cables y cargadores originales para obtener la máxima eficiencia. Muchas veces, los cargadores no se incluyen con el móvil, lo que implica un gasto adicional si se desea aprovechar la carga rápida.
Finalmente, la carga inalámbrica suele ser más lenta que la carga por cable y depende del cargador utilizado. Para evitar decepciones, es importante investigar y entender las especificaciones reales de carga de un móvil antes de comprarlo.