En un mundo donde los ciberataques son cada vez más comunes, muchos subestiman el riesgo pensando que no son objetivos importantes. Sin embargo, cambiar las contraseñas periódicamente es crucial para protegerse. El National Institute of Standards and Technology (NIST) recomienda hacerlo cada 90 días para minimizar el riesgo de filtraciones, como la reciente aparición de una base de datos con 16.000 millones de registros comprometidos.
Además de las filtraciones, las contraseñas también son vulnerables a ataques por fuerza bruta. Incluso una contraseña compleja puede ser hackeada en 30 días. Por lo tanto, es esencial no solo cambiar las contraseñas regularmente, sino también asegurarse de que sean fuertes y únicas.
La clave para gestionar contraseñas de manera efectiva es utilizar un gestor de contraseñas. Estos programas no solo almacenan las contraseñas de forma segura, sino que también facilitan el uso de herramientas biométricas y autocompletado, eliminando la necesidad de recordar múltiples contraseñas.
Una técnica útil para mejorar la seguridad de tus contraseñas es la «regla del 1%». Esta regla, popularizada por James Clear en su libro ‘Hábitos atómicos’, sugiere que mejorar un 1% cada día en un aspecto específico puede conducir a un crecimiento significativo a lo largo de un año. Aplicada a la gestión de contraseñas, implica revisar y, si es necesario, actualizar una contraseña cada día. Esto no solo ayuda a mantener las cuentas seguras, sino que también permite evaluar la relevancia de cada cuenta, cerrando aquellas que ya no son necesarias.
En resumen, mantener una buena rutina de actualización de contraseñas es esencial para protegerse en el entorno digital actual. Utilizar un gestor de contraseñas y aplicar la regla del 1% pueden ser pasos simples pero efectivos para mejorar la seguridad.
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