Bjarne Stroustrup, el creador del lenguaje C++, cuenta que llegó a la programación por error. Tras elegir matemáticas en la universidad, se inscribió en «matemáticas con datalogi» en Dinamarca, pensando que era una rama de matemáticas aplicadas, cuando en realidad era informática. Con el tiempo descubrió que la programación le resultaba divertida y decidió seguir ese camino.
A pesar de su entrada fortuita en el sector, Stroustrup ha tenido una carrera exitosa y ofrece valiosos consejos a los jóvenes programadores. Recomienda no especializarse demasiado, ya que la tecnología evoluciona rápidamente y lo que es relevante hoy podría no serlo mañana. Anima a ser flexibles y a recordar que las carreras se construyen a largo plazo.
Stroustrup también destaca la importancia de una formación amplia, tanto dentro como fuera del ámbito tecnológico. Defiende que las matemáticas agudizan la mente y la historia ofrece una perspectiva sobre el mundo, sugiriendo que una amplia cartera de aptitudes permite aprovechar mejor las oportunidades.
Además, aconseja desarrollar habilidades de comunicación para poder escuchar y entender a los usuarios, ya que escribir el mejor código no es suficiente para tener un impacto en el mundo tecnológico.
Por último, Stroustrup subraya la importancia de mantener un equilibrio entre la vida profesional y personal, evitando el agotamiento y fomentando las relaciones personales fuera del ámbito laboral.