En un contexto donde la inteligencia artificial amenaza con sustituir empleos, Bill Gates, cofundador de Microsoft, ha afirmado que la programación permanecerá como una «profesión 100% humana» incluso dentro de un siglo. Esta declaración contrasta con opiniones de líderes tecnológicos como Jensen Huang, CEO de Nvidia, y Dario Amodei, CEO de Anthropic, quienes sugieren que la programación podría ser automatizada casi completamente.
Gates argumenta que la complejidad de la programación requiere creatividad y juicio humano, cualidades que la inteligencia artificial no puede replicar totalmente. Según él, la detección y corrección de errores complejos y el desarrollo de algoritmos son tareas que siempre necesitarán intervención humana.
Demis Hassabis, CEO de Google DeepMind, comparte esta visión, viendo la IA como una herramienta que potenciará la productividad en lugar de eliminar empleos. Sin embargo, reconoce que la IA ya está realizando tareas de codificación con gran eficacia, como demuestra la experiencia de empresas que consideran reducir la contratación de ingenieros de software debido a la capacidad de la IA para asumir un 50% de esas tareas.
A pesar de la creciente capacidad de la IA, Gates y otros expertos creen que el juicio humano seguirá siendo esencial en la programación.
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