El Commonwealth Bank de Australia ha revertido su decisión de despedir a 45 trabajadores de atención al cliente tras anunciar que serían sustituidos por inteligencia artificial. Inicialmente, el banco declaró que esos puestos eran «redundantes», pero más tarde admitió que su evaluación fue incorrecta y pidió disculpas a los afectados.
El anuncio original provocó críticas del sindicato Finance Sector Union, que acusó al banco de utilizar la IA como excusa para recortar empleos seguros bajo el pretexto de la innovación y la eficiencia. El sindicato sostiene que las instituciones financieras están utilizando la tecnología para justificar despidos, mientras que los trabajadores demandan empleos estables y formación para el futuro.
El banco reconoció que no consideró adecuadamente las implicaciones comerciales antes de anunciar los despidos y que el volumen de llamadas había aumentado, obligando a directivos a reforzar las líneas. La polémica se intensificó tras revelarse que CBA había contratado ingenieros en India para reemplazar a empleados australianos previamente despedidos, y estaba probando un chatbot de IA que podría sustituir a más trabajadores del centro de contacto.
Este incidente ha subrayado las tensiones entre la automatización y el empleo, destacando la necesidad de un enfoque equilibrado en la adopción de nuevas tecnologías. La presión sindical y el aumento en la carga de trabajo parecen haber influido en la decisión del banco de mantener a su personal. La situación refleja un creciente debate sobre el impacto de la IA en el empleo y los desafíos éticos que enfrentan las empresas en su implementación.