La tendencia en carga inalámbrica cambia al adoptar Apple el estándar Qi 2.2 en los iPhone 17, permitiendo que cualquier marca certificada cargue estos dispositivos a máxima velocidad (25W). Esto supone una democratización de una tecnología que Apple controlaba estrictamente, ya que antes solo los accesorios oficiales o certificados podían mantener la velocidad de carga óptima.
Mientras tanto, Android ha introducido Qi2 con los Pixel 10, sumando accesorios magnéticos bajo la marca Pixelsnap, similar al MagSafe de Apple. Sin embargo, Google ha segmentado la carga inalámbrica, permitiendo los 25W solo en el modelo Pixel 10 Pro XL, mientras que el resto de la gama se queda en 15W.
Esta situación paradójica muestra cómo Apple, conocida por su control sobre el ecosistema, ahora facilita el acceso a la carga inalámbrica universal, mientras que Google, con su enfoque abierto, limita la experiencia de carga en sus propios dispositivos. Esto plantea la cuestión de si Android debería haber liderado esta tecnología desde un principio.