Un usuario revivió su Google Pixel 6 tras un año guardado y se enfrentó a un dilema tras actualizarlo a Android 16: el dispositivo se volvió más lento. Aunque el Pixel 6, lanzado en 2021, funcionaba bien inicialmente, las actualizaciones sucesivas han afectado su rendimiento. Las animaciones y desplazamientos son ahora más pausados, pese a que la estabilidad del sistema y la ejecución de aplicaciones se mantienen correctas.
Este caso evidencia los retos de actualizar dispositivos antiguos con software nuevo, ya que el hardware envejece y no siempre soporta las exigencias del software actual. Google ofrece hasta siete años de actualizaciones para sus móviles más recientes, pero el Pixel 6 está al margen de esta política. Con Android 17 como última actualización esperada, el usuario duda sobre la capacidad de dispositivos futuros como el Pixel 9 para soportar versiones tan avanzadas como Android 22.
La seguridad es otro factor crucial; actualizar un dispositivo protege frente a vulnerabilidades, pero puede comprometer el rendimiento. El Pixel 6 recibió el parche de seguridad de junio de 2025, esencial para mantener la seguridad del móvil.
El usuario concluye que el equilibrio es clave: no dejar de actualizar, pero tampoco precipitarse a instalar la última versión sin evaluar el impacto en el dispositivo. En su caso, opta por experimentar con Android Canary en su Pixel 6, aceptando el riesgo de un rendimiento menor a cambio de explorar nuevas funcionalidades.
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