Itaú, el mayor banco de Brasil, ha despedido a alrededor de 1.000 empleados en un modelo híbrido de trabajo tras detectar, mediante monitorización digital, que su actividad estaba por debajo de la media. Este despido masivo ha generado un intenso debate sobre la confianza y los límites de la vigilancia en el teletrabajo. La decisión se basó en datos recopilados durante meses, que mostraron que algunos empleados solo estaban activos un 20% de su jornada, frente al 75% del resto. Además, se detectaron horas extra registradas sin actividad.
El banco justifica su acción alegando «autonomía responsable» y asegura que los empleados aceptaron la monitorización. Sin embargo, trabajadores despedidos han expresado su sorpresa, alegando que sus roles no siempre requerían interacción constante con el ordenador. El sindicato bancario ha calificado la medida de «vigilancia abusiva» y está considerando acciones legales. Este caso en Brasil, donde el 70% del sector bancario opera en modalidad remota o híbrida, podría sentar un precedente sobre los límites de la vigilancia en el teletrabajo.