La inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta fundamental para los estudiantes universitarios, transformándose en un «compañero de estudio» indispensable. Un informe del Instituto de Política de Educación Superior del Reino Unido revela que el 92% de los estudiantes ya utiliza IA, un aumento significativo respecto al 66% del año anterior.
Los estudiantes emplean la IA para organizar y resumir apuntes, crear guías de estudio personalizadas y mejorar la redacción de sus trabajos. También la utilizan para analizar exámenes anteriores y localizar bibliografía relevante. Sin embargo, se enfatiza la importancia de no aceptar las respuestas de la IA como verdades absolutas, sino utilizarlas como perspectivas alternativas y siempre contrastar la información proporcionada.
Las universidades están adaptándose a esta realidad. Instituciones como la Universidad de Northumbria han implementado detectores de IA para evitar el uso excesivo en trabajos académicos. Además, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) ha publicado recomendaciones sobre el uso crítico y ético de la IA generativa.
El debate sobre el uso de IA en la educación va más allá de las aulas, ya que estas herramientas se están convirtiendo en estándares en el mundo profesional. La clave es permitir que la IA complemente el aprendizaje, sin reemplazar el proceso de investigación y pensamiento crítico que caracteriza a la educación superior. En resumen, la IA es valiosa para entender conceptos complejos, pero no debe sustituir el desarrollo individual de ideas.