La comunidad veterana de Android expresa su descontento, afirmando que «el alma de Android ha desaparecido». La frustración se centra en que Google y los fabricantes están erosionando la libertad que caracterizaba al sistema operativo. El bloqueo del bootloader y las restricciones al rooteo y personalización de dispositivos son ejemplos citados. Cambios recientes en el Proyecto de Código Abierto de Android (AOSP) también han generado críticas, como el desarrollo más privado y retrasos en la publicación del código fuente.
Google ha dejado de publicar repositorios de hardware específicos para sus dispositivos Pixel, afectando a los desarrolladores de ROMs. Además, la nueva normativa europea sobre la Directiva de Equipos de Radio ha contribuido a la limitación de la apertura del bootloader en marcas como Samsung.
El plan de Google para exigir la verificación de identidad a los desarrolladores a partir de 2026 también amenaza la instalación libre de aplicaciones, lo que limitaría la libertad de los usuarios. Aunque la carga lateral de apps no desaparecerá, estará reservada a quienes tengan conocimientos avanzados.
La comunidad percibe que Google está transformando Android en un ecosistema más controlado, priorizando sus intereses y los de sus socios. Para los usuarios medios, la experiencia se está volviendo más homogénea y cerrada, mientras que para los entusiastas, representa una traición a los principios originales del sistema operativo.