La Generación Z enfrenta un dilema: seguir la senda universitaria tradicional o optar por oficios técnicos que ofrezcan mayor estabilidad ante el avance de la inteligencia artificial (IA). Un informe revela que solo el 16% de los padres confía en que la universidad garantice seguridad laboral a largo plazo. Factores como el alto coste educativo, la deuda estudiantil y la incertidumbre laboral alimentan esta desconfianza. Además, el 63% de los padres cree que la automatización complica la inserción laboral de los jóvenes.
La Generación Z prioriza carreras difíciles de automatizar, viendo en oficios como fontanería, electricidad o construcción una alternativa segura. Estos trabajos manuales, menos amenazados por la IA según estudios, ofrecen ingresos anuales competitivos en sectores que, en algunos casos, superan a muchas profesiones universitarias.
A pesar de la percepción positiva hacia los oficios, un estigma social persiste. Solo el 7% de los padres preferiría que su hijo eligiera Formación Profesional (FP) sobre la universidad, y muchos jóvenes sienten que sus institutos promueven la vía universitaria. Sin embargo, las redes sociales están cambiando esta percepción al mostrar las ventajas de los oficios en términos de estilo de vida y libertad laboral.
El reto es cultural: derribar estigmas y equiparar el prestigio de los oficios con el de las carreras universitarias. La «revolución de los oficios» podría estar en marcha, impulsada por la necesidad de adaptarse a un futuro laboral incierto.