Las empresas tecnológicas de Silicon Valley están imponiendo jornadas laborales que recuerdan a las criticadas jornadas 996 de China, que implicaban trabajar de 9 a 21 horas, seis días a la semana. Tras despidos masivos y un aumento del desempleo en el sector tecnológico en EE. UU., las startups de California exigen cada vez más a sus empleados trabajar seis o incluso siete días a la semana. Esta tendencia ha generado preocupación, ya que se considera una forma de esclavitud moderna.
El fenómeno es visible en empresas como Google, donde se ha sugerido que los ingenieros trabajen 60 horas semanales. Según un análisis de transacciones realizadas en Ramp, una empresa de tecnología financiera, la actividad laboral los sábados ha aumentado significativamente en 2025 en comparación con el año anterior. Sin embargo, este patrón no se observa con la misma intensidad en otros centros tecnológicos como Nueva York.
En redes sociales, empleados de empresas como LatchBio han compartido sus experiencias, advirtiendo sobre las largas horas de trabajo. Startups como Arrowster, Mercor y Corgi también promueven semanas laborales de 6 y 7 días. Las ofertas de empleo de estas compañías advierten que el puesto no es para todos, destacando la necesidad de trabajar intensamente para impulsar el crecimiento.
Algunos directores ejecutivos defienden estas prácticas, argumentando que requieren la misma dedicación que un atleta. Proponen dividir las semanas laborales en periodos de trabajo intensos seguidos de descansos cortos, en lugar de esperar al fin de semana para recuperarse. Esta visión cuestiona por qué una semana laboral tradicional debe durar siete días.
A pesar de las críticas, estas exigencias laborales parecen estar consolidándose en Silicon Valley, reflejando una cultura del esfuerzo que algunos consideran extrema y perjudicial para el equilibrio entre la vida personal y profesional de los trabajadores.