En agosto de 1991, la NASA hizo historia al enviar el primer correo electrónico desde el espacio a través del transbordador Atlantis. Sorprendentemente, no se utilizó un superordenador, sino un Macintosh Portable, un dispositivo accesible para el público general. Este evento marcó un hito en las comunicaciones espaciales, demostrando que la tecnología de consumo era capaz de funcionar en condiciones extremas.
El mensaje enviado era simple y amistoso, sin formalidades técnicas, y se transmitió utilizando AppleLink, la red privada de Apple destinada a conectar a la compañía con sus distribuidores antes del auge de Internet. AppleLink, aunque fue pionero, eventualmente fue reemplazado por eWorld, un servicio que no tuvo éxito.
El Macintosh Portable, lanzado en 1989, era considerado un «portátil» a pesar de sus 7,2 kilos de peso. Equipado con una pantalla LCD monocroma y un trackball, fue el primer Mac con batería, capaz de operar diez horas sin conexión eléctrica. Su robustez y diseño lo hicieron adecuado para las exigencias del espacio.
Además de enviar emails, el Macintosh Portable servía para navegación y experimentación a bordo del transbordador. Los astronautas también usaban relojes Seiko WristMac, precursores de los wearables actuales, para transferir datos al Mac.
Este evento subrayó la filosofía de Apple de hacer tecnología compleja accesible y funcional para los humanos, incluso en el espacio, mucho antes de que empresas como Tesla comenzaran a explorar el cosmos. Hoy, esa misma filosofía se refleja en cada producto de Apple, desde iPhones hasta iPads.
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