Andrea Cunningham, experta en marketing, trabajó estrechamente con Steve Jobs durante el lanzamiento del Macintosh en 1984. A lo largo de su carrera, fue despedida y readmitida por Jobs hasta cinco veces. En una entrevista, Cunningham recordó cómo estas experiencias moldearon su carácter profesional.
En una ocasión, tras ser despedida, Cunningham enfrentó a Jobs para reclamar un pago pendiente. Logró negociar su readmisión destacando su valiosa relación con la prensa, lo que finalmente convenció a Jobs de pagarle y volver a contratarla. A pesar de las dificultades, Cunningham le está agradecida, ya que asegura que su exigencia la impulsó a ser mejor en su trabajo.
Jobs, conocido por su enfoque riguroso y a veces intimidante, exigía lo mejor de su equipo, lo que llevó a algunos a alcanzar metas que parecían inalcanzables. Aunque su estilo no era fácil para todos, para Cunningham fue una oportunidad de crecimiento invaluable, transformándola en una profesional más fuerte y capaz.