
Tim Cook, entonces vicepresidente en Compaq, recibió una llamada de Steve Jobs en 1998. Apple, al borde de la quiebra, necesitaba un cambio radical. Aunque muchos desaconsejaron a Cook unirse a la empresa, él decidió seguir su intuición tras una reunión con Jobs. La visión de Jobs, centrada en el producto y el consumidor, le convenció de que era una oportunidad única.
En ese momento, Apple enfrentaba una década difícil y parecía destinada a desaparecer. Sin embargo, Jobs, recién regresado a la compañía, tenía planes para revitalizarla. A pesar de las advertencias, Cook aceptó la oferta, motivado por la convicción de Jobs y la promesa de una transformación.
Hoy, Tim Cook es el CEO de Apple y ha multiplicado los ingresos de la empresa desde la era de Jobs. Aunque su estilo de liderazgo es diferente, Cook reconoce la influencia de Jobs en su enfoque hacia la innovación y la importancia de estar atento a las oportunidades. La decisión de Cook de unirse a Apple, contra todo pronóstico, cambió no solo su vida, sino también el rumbo de la tecnología.