
El avance tecnológico en smartphones ha traído cámaras de calidad y cargas rápidas, pero persiste un problema cada verano: el sobrecalentamiento. Esta situación afecta especialmente a dispositivos con procesadores potentes como el Snapdragon 8 Elite, que ajustan su rendimiento para evitar daños por temperatura, pero a costa de ralentizar el uso del teléfono. El fenómeno conocido como «estrangulamiento térmico» limita funciones como el brillo de la pantalla o la carga, y en casos extremos, el móvil puede apagarse.
Durante el verano, actividades como grabar vídeos, usar el GPS, o simplemente navegar por internet pueden hacer que el dispositivo se caliente incómodamente. Para minimizar este problema, se aconseja buscar sombra, quitar la funda del móvil, no dejar la cámara encendida, y cargar el teléfono en momentos más frescos del día. Desactivar conexiones móviles innecesarias y reducir el brillo de la pantalla también ayudan a mantener la temperatura bajo control.
Los fabricantes, conscientes del problema, han comenzado a implementar soluciones como cámaras de vapor y sistemas de refrigeración avanzados en modelos recientes, intentando así mitigar el impacto del calor en los dispositivos. Sin embargo, la batalla contra el sobrecalentamiento en verano continúa siendo un desafío para usuarios y fabricantes por igual.