
Coinbase ha modificado sus procesos de selección para prevenir la infiltración de hackers norcoreanos, quienes han intentado aprovecharse de las políticas de trabajo remoto para acceder a información confidencial y robar criptomonedas. El CEO de Coinbase, Brian Armstrong, ha declarado que su empresa no obliga a los empleados a volver a la oficina, pero ha implementado medidas estrictas para verificar la identidad de los trabajadores y evitar el espionaje cibernético.
Entre las nuevas estrategias, los candidatos deben encender la cámara durante el entrenamiento para demostrar que no son inteligencia artificial. Además, se exige que todos los empleados con acceso a sistemas sensibles residan en EE. UU. y tengan vínculos familiares en el país. Se toman huellas dactilares para asegurar la ciudadanía estadounidense y evitar que alguien pueda escapar sin temor a la extradición.
La empresa también ha incrementado la seguridad en sus instalaciones, donde los agentes de atención al cliente trabajan con restricciones tecnológicas para prevenir fugas de información. Armstrong señala que los ciberdelincuentes han ofrecido sobornos a empleados para introducir dispositivos personales y capturar datos sensibles. En caso de violaciones, los culpables enfrentarán consecuencias legales.
El aumento de ciberdelitos y el uso de tecnologías como la inteligencia artificial y los deepfakes han llevado a Armstrong a afirmar que la presencia física será cada vez más importante. Esta tendencia hacia la presencialidad busca reducir los riesgos de infiltración por parte de jóvenes estafadores de todo el mundo que intentan acceder a empresas como Coinbase.
El FBI ha emitido alertas sobre trabajadores tecnológicos norcoreanos que colaboran con personas dentro de EE. UU., consciente o inconscientemente, para generar ingresos ilícitos para el régimen norcoreano. Estos trabajadores utilizan intermediarios estadounidenses para facilitar entrevistas y establecer empresas fachada.
Las medidas adoptadas por Coinbase reflejan un enfoque más riguroso para protegerse de amenazas cibernéticas en un entorno laboral cada vez más complejo.