
En 2006, Eric Schmidt, CEO de Google, se unió a la junta directiva de Apple, lo que se consideró una alianza natural entre dos gigantes de la innovación. Sin embargo, esta relación se deterioró tras el lanzamiento del iPhone en 2007, cuando Schmidt, con acceso a los planes del iPhone, vio cómo Google desarrollaba Android, un sistema operativo móvil similar al de Apple.
Para Steve Jobs, esto fue un «robo descarado», lo que llevó a su célebre declaración de «guerra termonuclear» contra Google. En agosto de 2009, Schmidt dejó la junta de Apple debido a posibles conflictos de interés. Jobs, furioso, inició una serie de demandas contra fabricantes de Android, rechazando cualquier intento de conciliación por parte de Google.
A pesar de la rivalidad, las empresas continuaron colaborando en ciertos aspectos, como el uso de Google como buscador por defecto en el iPhone. Aunque la relación entre Apple y Google se transformó en una «guerra silenciosa», en el competitivo mundo de la tecnología, los enemigos de hoy pueden convertirse en socios inevitables mañana.