
La presentación del primer iPhone en 2007 fue un hito que cambió la tecnología, pero el dispositivo mostrado no era completamente funcional. Steve Jobs y su equipo de Apple utilizaron ingeniosos métodos para asegurar que la presentación fuera impecable. El iPhone era un prototipo inacabado con problemas de software que provocaban cuelgues y reinicios. Para el evento, Apple desarrolló el «camino dorado», una secuencia precisa de acciones que mostraban al iPhone funcionando sin fallos. Se usaron múltiples dispositivos en escena para evitar problemas de saturación, y AT&T instaló una antena exclusiva para garantizar la conectividad. Gracias a una meticulosa preparación y un dominio escénico, Jobs logró que el mundo creyera que el iPhone estaba listo para revolucionar la tecnología, aunque aún era un proyecto en desarrollo.