Steve Jobs, aún joven y trabajando en Atari en 1974, junto con Steve Wozniak, rediseñaron la placa del juego ‘Breakout’. Aunque su versión no fue producida, este trabajo sembró la semilla para el ordenador Apple I, que mostró el potencial de los ordenadores para videojuegos gracias a un clon de ‘Breakout’ programado por Wozniak. A pesar de no ser fan de los videojuegos, Jobs vio su potencial en la informática.
Con el lanzamiento del Apple II en 1977, Jobs y Wozniak revolucionaron el mercado de los ordenadores personales. El Apple II era fácil de usar y venía preparado para ejecutar juegos, con gráficos en color y soporte para joysticks. Esto lo convirtió en una plataforma ideal para juegos como ‘Mystery House’ y ‘Karateka’, cambiando la percepción de los ordenadores personales de ser solo herramientas de trabajo.
Sin embargo, los Macintosh posteriores no lograron la misma fama en el mundo de los videojuegos debido a su arquitectura cerrada. A pesar de ello, Apple sigue intentando asociar sus productos con los videojuegos, mostrando el potencial de sus chips ‘M’ y facilitando la ejecución de juegos de PC en Mac. Casi 50 años después, Apple busca nuevamente que sus ordenadores sean sinónimo de videojuegos.
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