Un estudio en el Reino Unido revela que solo el 7% de los directores ejecutivos trabajan a tiempo completo en la oficina, mientras que muchos insisten en que sus empleados lo hagan. Esta contradicción refleja un fenómeno común en el que los altos directivos adoptan modalidades de trabajo flexible, evitando desplazamientos largos, mientras que el personal con menores ingresos debe cumplir con políticas de presencialidad estricta.
El estudio, realizado por International Workplace Group, encuestó a más de 500 directores ejecutivos y encontró que el 93% de ellos no siguen sus propias órdenes de presencialidad, optando por trabajar de manera flexible. En contraste, trabajadores de empresas Fortune 100 enfrentan políticas de oficina a tiempo completo, siendo más del 64% quienes deben acudir diariamente si su salario es inferior a 38.000 dólares.
Además, el estudio sugiere que el regreso a la oficina podría ser una estrategia para reducir personal sin recurrir a despidos, evitando así pagar indemnizaciones. Dos tercios de los directores ejecutivos encuestados reconocen que podrían perder talento si obligan a los empleados a trabajar en la oficina todos los días.
A pesar de que tanto jefes como empleados desean evitar desplazamientos para ahorrar tiempo y dinero, las políticas actuales favorecen a los primeros, generando una brecha en el mundo laboral. Esta situación destaca cómo el teletrabajo se ha convertido en un privilegio para unos pocos, mientras que la mayoría debe adaptarse a normas más rígidas.